martes, 30 de abril de 2013

Recomendaciones de mi madre


Recibo noticias de España... ¡nos mudamos! Y recuerdo la semana en Marbella antes de partir. Dio mucho de si. Reencuentros, nuevos amigos y antiguos muy especiales. Cada uno de ellos me apoyó en mi última semana en España y me dieron consejos muy sabios. Pero nadie como mi madre. Quería compartir con vosotros estos consejos, no están necesariamente relacionados con el viaje, pero son dignos de ser publicados. ¡Y me sirven de mucho para los 4 meses que me quedan. 
  • “Cuando lleves un tiempo de viaje, y llegues a una cuidad nueva, vete a un hotel de Gran Lujo al baño. Limpieza del gato, y si puedes coger todas las muestrecitas de jabón, mejor que mejor. Tu “bombón” te lo agradecerá.”

  • Mari pregunta: ¿Y qué hago para conocer a gente mamá?”

Respuesta: “Uy pues para eso lo mejor es que me lleves a mi”.

  • “Lo más importante es tener confianza en uno mismo. Yo se que lo vas a hacer bien”. 


Vía Pinterest
  • “Si fuera igual de guapa que tu (lo fue y más en su día) tendría 6 novios. Cada uno te aporta algo. Los hombres son muy simples.” Empiezo a reir a carajadas, y añade inmediatamente “con cuiiiiidado”. 
  •   “Hombros para atrás. Espalda recta”.
  • “Hay dos cosas importantes en la vida. Comprar bien y vender mejor. Lo demás se trata de ayudar a los otros a vender mejor.
  • “Ante algún problema sonrisa y no te olvides que tienes dos pitones tuyos que puedes usar”.
Vía Pinterest

¿Qué os parece? ¿Añadís algún consejo de madre más?

Luang Prabang a Vang Vieng


Tras preguntar en varias agencias y ver que la estación de autobuses está un poco lejos del centro y comprobar por internet que hacerlo allí directamente apenas compensa, contrato el autobús hacía Vang Vieng con mi guesthouse por 120,000 Kips (12€). 

Estación de autobuses de Luang Prabang
Detalle de nuestro mini-van
Todos atentos a la carretera y agarrados 


Serían 7 horas de paisajes impresionantes, curvas que serpetean, vistas a aldeas perdidas en las montañas, niños en cueros que te saludan felices desde la carretera, y algún que otro susto con coches en el sentido contrario.
Vistas impresionantes
Verde y más verde

Al llegar a la estación de autobuses pregunto por preguntar a una pareja y un chico que estaban en moto que cómo de lejos estaba el centro, pues, como sabemos todos, los tuk tuk siempre te intentan timar  cobrar más de la cuenta. 
Pues bien, se ofrecen a llevarme a su hostal que está en el centro, y yo, backpack en la espalda, encantada. Ahora toca descubrir la ciudad (y su post correspondiente claro). 

Luang Prabang


Ahora estoy en Vang Vieng y me resulta difícil recordar tan sólo lo que pasó hace varios días… mi memoria cada vez está peor (mentira, siempre ha sido mala) 

Espero con este post ponerme al día y seguir escribiendo en el momento… pero es complicado, no tener tiempo, encontrar wifi, cargar las fotos… Menos mal que vuestros comentarios me animan, así que muchas gracias a todos por seguir mi camino de cerca. 

En general, Luang Prabang, ciudad Patrimonio de la Humanidad, es una ciudad preciosa, rodeada por el Mekong, con una gran influencia de la época colonial francesa, con gente muy simpática, pero un poco más cara que el resto de ciudades que he visitado hasta ahora. 

Desde donde te deja el barco en Luang Prabang hay que coger un Tuk Tuk ahora (antes te debaja en la ciudad, pues ahora no), no hay opción de negociar, son 20,000 Kips hasta el centro del pueblo por persona y tienes que comprar el ticket en una especie de caseta que han montado.
Hombrecillos de verde conductores de Tuk Tuks
Somos 7 el grupo que nos hemos juntado y vamos en busca de guesthouse. Nos dejan en uno un poco alejado del centro pero nos hace señas alguien montado en una furgoneta y nos lleva al suyo, que regateamos en 70,000 Kips la noche por habitaciones dobles con baño propio. ¡Yes! 

Nos duchamos y quedamos para cenar. Vamos hacia el Night Bazaar y engulllo (no había comido en todo el día) un plato de comida vegetariana por 10,000 Kips (1€) de un buffet del mercado.
Buffet vegetariano por 1€
Se juntan dos personas más… ¡vivan los grupos de mochileros! (o no, por que viajar en grupo todos sabemos, o al menos yo se, que se hace un poco pesado, pero yo fiel a mi estilo desaparezco cuando me apetece). Y nos vamos hacía Utopia bar a tomar una Beerlao, que resulta ser un paraiso a la vera del río, donde poder charlar tranquilamente.
Utopia by night
Pero a las 23:00 y siguiendo el toque de queda, cierra todo en la ciudad, pero miles de conductores de Tuk Tuk nos ofrecen llevarnos al “bowling”. Pues allá que vamos todos. 5,000 Kips más tarde llegamos a una bolera, tal cual. Gente local y mochileros se mezclan y el local está hasta la bandera. No veo ningún hueco para que podamos jugar, así que me disperso del grupo y me acoplo a uno de gente de Laos ¿laosianos?, muy simpáticos todos, y resultan todos gays. Una noche curiosa sin duda.
La bolera discotequera

Mis tres días restantes en la ciudad los resumo con los 10 imprescindibles de Luang Prabang.

¿Qué hacer en Luang Prabang?

1.    Formar parte de la Ceremonia de Entrega de Limosnas
Ceremonia de Entrega de Limosnas 
Los monjes comen dos veces al día con la comida que es donada. En Luang Prabang hay entorno a 300 monjes que recorren sus calles entre las 05:30 - 06:30 de la mañana recogiendo los donativos de los locales y turistas. Participar en este acto fue una pasada. It was moving. Me tocó el corazón. Lo peor: las mujeres insistentes en venderte arroz (que aprendí que debería haber comprado en el mercado y no a ellas) y no saber que hacer exactamente para no liarla. Lo importante, ir vestida como a los templos, tapando hombros y rodillas. Lo mejor: hay niños pobres que piden, y son los mismos monjes que reparten comida entre estos niños, los más jóvenes son los que más compartían entre los pequeños. 

Sticky rice, plátanos y dulces preparados para la entrega a los monjes
2.    Tomar una clase de Yoga en Utopia

Carteles por todo Luang Prabang con indicaciones de cómo llegar

Todo el mundo que pase por Luang Prabang debe conocer este sitio, y que mejor manera de disfrutar de sus vistas que tomando una clase de yoga, bien al amanecer a las 07:30 (si, yo me levanté para ir a esa hora), o al atardecer a las 18:30. Más info en su web. 


Yoga con vistas al Mekong

Era la primera vez que hacía yoga y me ha gustado la experiencia, sobre todo por que estoy en el modo de reflexión y búsqueda de paz interior (¿en serio estoy escribiendo esto?), pero mi cuerpo me lo agradeció después y me sentí realmente agusto y estirada

3.    Escalar la colina Phu Si
A medio camino te informan de cuantas escaleras quedan,  muy amables
Vistas desde la colina de Luang Prabang
Gatitos en el templo
4.    Chapuzón en las cascadas de Tat Kuang Si
Cataratas Kuang Si
Las más bonitas que he visto hasta el momento, el agua está fresquita y se agradece. Cuidado con los peces carnívoros que te muerden. Recomiendo ir en zapatillas (cosa que yo no hice) si queréis subir hasta arriba del todo. El Tuk Tuk nos cobró 30,000 por persona para ir, esperar allí 3 horas y volver, y la entrada al parque costaba 20,000 Kips. Recomendable tomarse un fruit shake (¿os he dicho que estoy viciada con ellos?) en el puesto justo en la entrada a la derecha. ¡Bueno, bonito y barato! 

5.    Visitar el Palacio Real

Palacio Real y su Wat (templo)

6.    Cruzar el puente de bambú y explorar la otra zona del río. No me dio tiempo, pero leí que era recomendado y me quedó pendiente. ¿Habrá que volver algún día no? 
Puente de bambú cruzando el río
7.    Comer en los buffets nocturnos del Night Bazaar y tomarse un fruit shake
Fruit shakes a todas horas
8.    Engullir una Lao BBQ
Lao BBQ
Por 50,000 Kips una Lao BBQ mixta (cerdo, pollo, ternera y pescado) para dos con su salsa tamarind buenísima y una especie de sopa que se mezcla con lechugas varias y dos huevos. Pese a tener que aguantar el calor, se hace con carbón, mereció la pena, estaba impresionante. 

9.    Probar el Lao Lao (licor de la zona) o para los más débiles moderados una beerlao en Lao Lao Gardens

10. Participar en algo grande
Big Brother Mouse
Big Brother Mouse es una asociación que se dedica a ayudar a niños a aprender inglés en los pueblos y aldeas en Laos. Buscan a voluntarios que pasen por su oficina para charlar con estudiantes en inglés para que puedan mejorar su nivel. Hay turno de mañana de 09:00 a 11:00 o de tarde de 17:00 a 19:00. 

Hay estudiantes de todas las edades (apunte personal: intuir la edad de alguien asiático es realmente difícil) y todos los niveles, al principio estuve sola con varios estudiantes, algunos universitarios y otros en la escuela, pero vinieron más y más niños y nos juntamos unas 15 personas. Menos mal que después vinieron más voluntarios (uno de ellos con el que me fui a cenar la Lao BBQ) y pude conocer a Abraham. Un chico de 16 encantador, que hablaba un inglés casi perfecto, que quería ser médico y vivía solo con sus 4 hermanos puesto que sus padres eran de una aldea Hmong y no podrían ir al colegio si vivieran con ellos. Una historia impresionante y una tarde que pasé aún mejor. 


Lue Thor o su mote en inglés Abraham

sábado, 27 de abril de 2013

Chiang Rai a Luang Prabang

Tocaba madrugón para coger el autobús de las 07:00 en Chiang Rai hasta Chiang Khong. Lo bueno, el precio y las vistas. Tan sólo son 65 Bats (menos de 2 €). Lo malo: autobús local donde apenas cabes en el sitio y que va a una velocidad caracol. Una vez en Chiang Khong lo primero que hacemos el estirar la espalda y hacer contacto con otro mochilero que estaba en el bus: “lo logramos” nos decimos.
Detalle del interior del bus local
Resulta ser otro americano que se acopla a nosotras para coger un Tuk Tuk (negociamos el precio hasta 20 Bats) y nos lleva hasta el “puerto” de Chiang Khong donde se puede cruzar a Huay Xai en una barca por 40 Bats. Hay que llevar dólares para pagar el visado y una foto de carnet. Yo iba preparada, pero si no lo puedes hacer en Chiang Khong por 50 Bats en el momento y también te ofrecen cambiar. Se puede pagar en Bats, pero no compensa por el cambio.
Antes de cruzar el Mekong hacia Laos 
Backpacker a tope a punto de cruzar hacia Laos

Una vez al otro lado de la orilla, tramitamos el visado para Laos “on arrival” por 35 dólares. Tardan unos 10 minutos y tras la espera el policía me da mi pasaporte con mi nueva pegatina del visado con una sonrisa y me dice “beautiful”. Se me suben los colores…
En la frontera te recuerdan como debes comportarte en el país... :) 
Detalle de los documentos a rellenar para el visado de Laos

En Huay Xai hay una calle cuesta arriba llena de puestos donde poder contratar la travesía por el Mekong hasta Luang Prabang. Hay dos opciones, el slow boat, que hace parada intermedia en Pekong a pasar la noche o el fast boat que son 6 horas, pero tengo entendido el culo tieso y la cartera más vacía.   
Preguntamos a varias compañías de barcos los precios para tomar el slow boat hasta Luang Prabang, con la calculadora en mano puesto que aún me tengo que hacer a esta moneda, los kips, que para calcular fácil son 10,000kips 1 euro (está en 9770 pero bueno, para hacer el cálculo mental rápido).

Sale por 23,5€ el viaje hasta Luang Prabang de dos días, con la parada nocturna en un poblado intermedio. Habia leído que era más barato, pero fue lo mejor que pudimos encontrar y preguntamos en 3 sitios diferentes. Regatenado nos bajaron 5000 Kips, que nos da para comprar una botela de agua… bueno, ¡menos da una pierda”. 

Huay Xai no tiene mucho más, tiendas, una destacable con un cartel “Te vendo de todo”, al menos una farmacía y un ATM para poder sacar mis primeros dinerillos de Laos. Siempre mejor sacar algo aquí, aun que acepten Bats, ya que el cambio es mejor en Kips. El cajero no me permite sacar más de 1,000,000 con una comisión de 20,000. ¡Soy millonaria!

Kips 
Nos llevan en Tuk Tuk hasta el embarcadero donde nos montamos en barca y allí conocemos a otros dos británicos. Menos mal que la otra barca ya estaba llena y nos meten en otra, que arranca medio vacía tras media hora de espera.


Detalle del interior del barco, con que parecían robados de algún coche

La travesía dura unas 6 – 7 horas en la que es mejor no mirar el reloj, si no absorber la naturaleza, contemplar los diferentes poblados, los pescadores, las vacas rosas, y los niños jugando en el río. También hay tiempo de hacer amistades o seguir engullendo libros. La brisa es un gusto y las horas pasan rápido.

Vistas desde el barco
Llegamos al pueblo tras el atardecer y nos bombardean con ofertas para quedarnos a dormir. La mayoría son guesthouses que te ofrecen habitaciones por 200 Bats, asi que lo suyo si viajas sólo, es que encuentres a alguien con quien compartir la habitación. En el barco nos ofrecieron antes las mismas habitaciones (son todas del mismo patrón) por 400 Bats, así que como siempre mejor no contratar desde un principio. 

Mochileros llegando a Pakbeng y en busca de alojamiento para la noche
Vistas desde nuestro Guesthouse en Pakbeng 
Pakbeng resulta ser un pueblo que vive de esta parada del slow boat por el Mekong, donde no hay mucho que hacer, salir a cenar con las 10 personas que nos hemos juntado, y a las 11:00 ya hay silencio total en la calle y todo el mundo a dormir.

Beerlao en la cena familiar "romántica" en Pakbeng 

Al día siguiente se repite la misma rutina en el barco, salvo que en este no tenemos tanta suerte y está hasta la bandera. Contemplar el paisaje se hace más difícil cuando dentro del barco también hay un grupo de mochileros borrachos haciendo el canelo, y el viaje se hace más cansino, pero el paisaje sigue siendo impresionante y el viaje hasta Luang Prabang merece la pena. 

Los días en Luang Prabang los dejo para otro post, que ahora me voy a leer libros en inglés niños en una escuela… ¡ya os contaré! 

viernes, 26 de abril de 2013

La gran putada de viajar como mujer


La regla. El periodo. “Esos días”. El semáforo en rojo. Como lo queráis llamar. Viajar como mochilero implica viajar con ropa un poco más sucia de la cuenta, dormir en sitios un poco más incómodos, ducharse con agua fría, y muchas cosas similares, pero lo peor de todo sin duda es viajar como mujer en esos días de  sensibilidad especial que tenemos que lidiar con la regla.

Me niego a usar compresas, nunca las he podido aguantar, pero encontrar tampones en países como Tailandia es complicado, el resto iremos viendo. He comprobado que se pueden comprar en los 7/11, pero son caros (4€ por 8 unidades), y he encontrado una mejor solución. La copa menstrual. Ya os comenté que la había recibido por internet y llegó el momento de usarla. Armada de valor, y con el objetivo de tener que hacer sólo dos cambios diarios con la ducha, por la mañana y por la noche, la usé durante mi pasada regla.

Detalle del packaging de meluna
No es demasiado cómoda de poner, algo peor es quitarla, pero en general, la recomiendo puesto que evita otros males peores. Es súper práctico no tener que vaciarla más que 2 veces al día (cada 12 horas es suficiente), es muy económica, ya que su uso se puede extender hasta los 3-4 años, y no es necesario cargar con nada en los viajes. Cuanto más días la usaba, más cómoda me sentía a la hora de quitarla y ponerla, ya que como todo se necesita práctica, pero una vez puesta, no se nota nada.


Detalle de mi copa menstrual
Vosotras, ¿conocíais este método? 

jueves, 25 de abril de 2013

Mi primer amigo Tai en Chiang Rai


Pese haberme dormido tarde la noche anterior, y no haber puesto la alarma, me levanto pensando que sería súper tarde, pero el reloj tan sólo marcaba las 07:30. ¿Por qué pasará que cuando estás de vacaciones tu cuerpo no te pide dormir tanto? ¿O será que ya me estoy haciendo mayor y por fin mi cuerpo no me pide al menos 8 horas de sueño?

Bueno, me levanto, y también se levanta la chica que estaba en la habitación. Entablamos conversación, con las típicas preguntas entre muchos mochileros. “¿De dónde eres?”, “¿de dónde vienes?”, un “¿cómo te llamas?”, y ya es suficiente para hacernos amigas y salir a desayunar juntas.


Desayunar en Tailandia es algo raro. Raro por que no existe una comida especial para el desyauno, la gente se zampa los mismos noodles o arroz que por a mediodía o a las tantas de la noche. Hasta ahora yo he optado por pedir trozos de fruta cortada o smoothies (está buenísimo y está entorno a 20-30 Bats, es decir, menos de un €) o galletas del 7/11 (supermercado que ya os he comentado) o incluso algo dulce de la calle, pero nada de pan tumaca con jamón. Ayer tocaron noodles para desayunar, y que quieres que diga, pues bueno, es cuestión de cogerle costumbre, y si tienes hambre no le pones pegas.
La chica resulta ser Caroline de Estados Unidos, que ha sido profesora de inglés en Bangkok un semestre, y con el dinero ahorrado (si si, no cobraba mal, entorno a los 1200 dólares al mes) actualmente está viajando antes de regresar a su casa. Me comenta que tenía planeado quedar con un amigo Tai que conoció en Estados Unidos y que irían a ver el templo blanco. ¡Perfecto, me apunto!La verdad que la actitud de mochilera/viajera/aventurera debe ser esa. Ir con el sí por delante. “¿Quieres dar de comer a elefantes?”, “¿quieres hacer autostop hasta el siguiente pueblo?”, ¿quieres…?”. En su mayoría debes responder si. Me dijo un buen amigo durante este viaje: “bad decisions, make good stories”; en español “las malas decisiones llevan a buenas historias”. Pero, señores, señoras, mama, no os alarmeis, siempre con coherencia y cabeza. Y lo mejor, cuando veas algo raro, sal pitando. Como vas sola, pues no hay problema en escaparse de situaciones en las que no te encuentras cómoda.

El día resultó redondo, visita al templo blanco, que es totalmente diferente a los otros 3000 templos que ya he visitado, visita a una catarata con caminata de por medio que hizo hueco para una estupenda comida sobre el río en mesas de bambú. Todo, incluyendo transporte, cortesía de Khan, el amigo Tai de Caroline, que además resultó muy simpático, y para ser Tai, alto y guapo.

El Templo Blanco (Wat Rong Khun)
El Templo Blanco con Khan
 Feliz comiendo sentada encima de bambu y del río
Enamorada de la comida Tai
Terminamos la tarde dando un paseo tranquilo por el Night Bazaar, donde comimos una olla de sopa sweet&sour que de nuevo estaba increíble y vimos un espectáculo de Lady Boys. ¡Están por todas partes en Tailandia! Nos comentó Khan, que el 13% de la población Tailandesa, son Lady Boys: hombres con tetas que parece mujeres, pero mantienen su miembro masculino. Mi interés por ellos termina ahí.

Detalle del contenido de la olla
Ollas Sweet&Sour del Night Bazzar en Chiang Rai
Después nos acercamos a un bar raggae Tappee Bar cerca de la estación, y seguí con la prueba de diferentes cervezas locales, en está ocasión tocó Leo. Mucho más suave que la Chang, con menos contenido en alcohol también, más parecida a una Heineken.
Beer Leo
El bar estaba vacío, pero así pudimos conocer a los dueños, que se hacían llamar “Timón y Pumba”, dos hippies con rastas de la vida, pero cada uno con sus estudios oye, arquitecto y diseñador de interiores. Un buen bar con buena música, pero lo mejor fue que sacaron la guitarra para preparar un vídeo de cumpleaños feliz a Rocío, que desde aquí vuelvo a felicitar, (¡guapa!) y se quedaron tocando la guitarra un buen rato más.

Se hacía llamar timón en Teepee Bar Chiang Rai
Pero back to bed prontito, que a la mañana siguiente tocaba madrugar rumbo a Laos. 

miércoles, 24 de abril de 2013

De Chiang Mai a Chiang Rai


Después de la semana en la jungla con elefantes dispongo a seguir con mi viaje sin tener claro si volver al sur a Kho Tao (isla famosa por el submarinismo) invitada por dos americanas especialmente divertidas, ir a Pai, pueblo que parece que está de moda entre mochileros o ir hacía Laos, ya que me habían hablado maravillas de este país. Decido proseguir por Laos, ya que estaba al norte de Tailandia y tenía sentido por cercanía… ¡ya tendré tiempo de llegar a las islas! Aun así, no me despido de las americanas, es tan sólo un hasta luego, puesto que quedamos en vernos en la Full Moon Party de Junio. ¡Buen plan!

Para seguir hacia Laos la entrada más frecuente por tierra en el norte es desde Chiang Khong, pero hay una parada intermedia en una cuidad que me apetecía descubrir: Chiang Rai, y así me evito trayectos en bus de horas y horas.
Detalle de mi trayecto 

Detalle del billete: 144 Bats 

Tras llegar a la parada de autobuses de Chiang Mai compro un billete con dirección a Chiang Rai que salía a la media hora, ¡perfecto! La compañía es el Green Line bus, y podeis ver los horarios online. Sólo cuesta 144 Bats por casi 3 horas de trayecto (unos 200 km).
En la estación de Chiang Mai, asiento reservado para monjes

Tras un poco de lectura (estoy con 50 sombras de Grey) y un poco de mareo (la carretera empezaba a estar realmente movida) llegamos a la estación de autobuses vieja de Chiang Rai, bien, por que esta estaba cerca de un hostal con buenos precios que había visto en la Lonely Planet: The North Hotel.
Foto de la estación de buses "vieja" de Chiang Rai

Llego al hostel andando, mejor, por que odio los Tuk Tuk simplemente por sentirme estafada cada vez que intento coger uno, y pese no tener reserva están encantados de recibirme y tienen una cama en una habitación de 6 personas con baño. 200 Bats, unos 5€. ¡Yessss, esta si es la vida mochilera!

Llego a la habitación y sólo hay una chica durmiendo (sólo eran las 9 de la noche) pero no quiero molestar. Aun así, se da media vuelta y me dice que está enferma. Sin más, y con toda la buena voluntad, le pregunto que si necesita algo… “No, just sleep”. La dejo tranquila y me voy a descubrir un poco los alrededores, para destacar el Night Bazar. 

Night Bazaar de Chiang Rai