domingo, 16 de junio de 2013

Una viajera en apuros: hospitalizada en Vietnam

Cuarto  (Lo intenté empezar a escribir ayer pero no fue posible)
Quinto día en el hospital y me duele el culo (y todo para que nos vamos a engañar) de estar tumbada. En su mayoría boca arriba puesto que de otra manera me duele mi riñón infectado y eso es peor. Aun que hoy ya me puedo permitir algunos movimientos. Al fin tengo la mente despierta e internet para poder publicar una actualización. Y hoy, que resuenen los tambores... me he duchado. Y una enfermera (la única simpática) me ha cepillado el pelo. Lo he conseguido todo a base de señas, puesto que el médico que habla inglés no está por aquí hoy. 

No es demasiado reflexivo, ni relata mi descubrimiento por parajes impresionantes, pero al menos este post describe una experiencia más que a veces toca pasar cuando viajar por el mundo. Una urgencia médica o en otras palabras, una putada. 

Todo empezó hace varias mañanas en Nha Trang (cuidad costera tipo Benidorm de Vietnam) cuando decido acudir a una clase de yoga, ya que tras varios días de recorridos en buses vietnamitas me dolía la espalda, y bueno supuse que me sentaría bien. Nada más lejos de la realidad. Cuando termino la clase de yoga me dolía debajo de las costillas, pero algo similar al dolor del flato cuando alguna vez (bueno no, muchas) he salido a correr. Continúo con mis intenciones de ir hacia la playa, pero el dolor va a más, e incluso tengo que parar al no poder respirar. Esto ya no era normal. Cuando viajas sola no sueles muy quejica, y sabía que se trataba de algo serio. Sentía un cuchillo de doble filo atravesado entre las costillas y la espalda. 

Creo que parecía una sonámbula andando por la ciudad a las 09:00 de la mañana y finalmente cuando llegué al hostal entre resoplidos pedí ayuda. Necesitaba un médico. Urgente.

No se cuantos minutos esperé en la cama rabiando de dolor, pero se me hizo eterno. Cuando vino el médico y tras varias preguntas de rutina, decide llevarme al hospital. Ya había estado en un hospital en Pakse (Laos) acompañando a un viajero a conseguir una crema para una irritación que le había salido y sabía que me esperaba algo similar. Nada cerca a los hospitales europeos, tan siquiera el de La Línea está cerca. Es como volver atrás en el tiempo y adentrarme en un hospital de la posguerra. O al menos así lo vi yo puesto que no he vivido en esa época yo misma. Juzga tu mismo.

Mi habitación
Esa misma mañana me hicieron infinidad de pruebas sin saber que me ocurría y pronto llegaron los calmantes, pero con poco efecto inicial. Análisis de sangre, de orina, ecografía, para arriba, para abajo en silla de ruedas, en camilla... y yo con los ojos vueltos y bueno... no voy entrar en detalles de la parte negativa y tan sólo voy a ir rememorando momentos curiosos de estos días que quiero que compartáis conmigo con una sonrisa.

Mi felicidad cuando mi trasladan a una habitación con cuatro paredes con aire acondicionado para mi. La primera noche la pasé en la UCI y durante esta llegaron tres hombres de un accidente de moto (aquí casi no hay coches por eso lo comento). Supongo que yo ya no era una paciente tan crítica. Pero esa noche fue una de las más largas de mi vida así que bien por el traslado, pero aún hay más. Mi felicidad del traslado hacia lo que son las habitaciones de pacientes (la de la foto) con aire y un baño para mi. Lo mejor fue el traslado a la primera planta, en camilla, pero sin ascensor. Con dos hombres sin camiseta llevándome por el hospital y todo el mundo boca abierta.
Tumbada espero 
Pasar por la sala de médicos (donde si, se puede fumar) para entregar mi análisis de orina. Entregarlo. No saber si lo he limpiado por fuera. Mini risa interior.

Levantarme empapada de sudor tras una pesadilla. Era un soldado Vietnamita que había sido herido en la guerra contra los americanos (cosas de haber ido a visitar los túneles Cu Chi días anteriores supongo) y estaba ingresada con el disparo aún debajo de las costillas, justo desde donde provenía mi dolor de riñones.

Mi cara de WTF cuando un médico joven apuesto (que no habla inglés) me dice con su traductor de móvil en mano que me invita a unos noodles cuando salga del hospital, que si me puede sacar una foto y que tengo los ojos muy bonitos. Lo positivo es que me ha estado prestando especial atención y bueno, gracias a google translator se que tiene 30 años que es médico militar y el sabe que estoy soltera, que hoy he comido poco por que no tenía hambre y que vivía en Madrid.

Médico y su ligoteo
Mis charlas interminables con mi madre por skype, incluyendo lágrimas y enfados, en las que yo sólo quería quejarme y que alguien estuviera aquí para abrazarme y decirme que todo estaría bien y ella me decía lo que tenía que hacer con ideas tan estupendas como pedir que compren un colchón nuevo.

Hablar con el Secretario del Embajador de Vietnam dos días seguidos como si fuera mi amigo de toda la vida. Me sigue llamando. Yo no cojo.

Recibir visita de la habitación de al lado, indicando (con señas de nuevo) que en mi habitación hace mucho frío (se pusieron hasta chaqueta) y que yo era muy guapa pero que tenía que comer. Que una llamada por skype nos interrumpa y se crean que es mi hermana. No se si hermana o madre, pero algo  cercano e único desde luego.

Tener que pensar en que quiero comer y pedírselo al médico para que me lo traiga de la calle como si fuera un servicio de comida a domicilio. Quiero comer sano, pero no tengo más ideas. ¿Algo sano que pueda pedir para llevar en Vietnam? La sopa, tortilla francesa y los rollitos vietnamitas ya están cogidos. No quiero nada que ver con leche, me alimentaron de ella los primeros días cuando estaba tan KO que no podía conmigo misma.

Detalle de la leche dulce que me alimentó
Diagnóstico y sobre mi futuro

El diagnóstico final es un quiste de riñón, aun que al principio pensaron que sería apendicitis. Yo prefiero llamarlo bicho. Es un bicho que mide medía 5 centímetros. Espero que mañana (o pasado se como es Asia) cuando me hagan las pruebas sea tan insignificante que al menos pueda hacer mi viaje de regreso tranquilamente. Tenía infección de orina y de la uretra, además del riñón.
Detalles de bicho
Me están medicando con antibióticos por vena, en pinchazos y en pastillas de colores, también antiinflamatorios, paracetamol con codeína (si, ese opio sienta bien) y no se que más. Resultado: los brazos agujereados y tras 5 días, parece que la fiebre está controlada y el dolor remite. Sigo notando a bicho cuando me río, lloro, toso, o por que si y le apetece recordarme de su existencia, pero cada vez me acuerdo menos de él, y bueno de su madre.
Medicamentos
Para aquellos que sigáis preocupados, dejad de estarlo, ya apenas me duele, (si duele, pero nada que ver con el dolor como de parto de días atrás) y pese a la suciedad del hospital y sus condiciones diferentes a las que estoy acostumbrada en nuestra querida España, estoy rodeada de buenos médicos y siguiendo sabios consejos, creo que volveré tras este incidente a hacer una parada en un camino. Aun que creo que tan sólo será una parada para hacerle la puesta a punto a mi máquina, ya que sin nuestra salud no somos nadie, y de nuevo mochila. Once a traveller, always a traveller. Lo que no se ahora es cómo podré parar. 


Por fin sonrío tras 5 días de dolor
Y desde aquí un enorme GRACIAS a todos aquellos que me habéis estado mandando mensajitos y llamadas de apoyo. Mi recuperación ha sido posible gracias a vosotros. Que lo sepáis.

Importancia del seguro de viajes 

Si has tenido la paciencia de leer todo mi post ahora puedes aguantar la chapa del último párrafo, aun que es para próximos viajeros, quizás alguno que este terminando su proyecto fin de carrera (hint!), y es mi postura en favor a los seguros de viaje. Estas situaciones no las puede prever nadie, y pueden pasarle a cualquiera, es mejor tener seguro y poder tener la tranquilidad y seguridad de que si cualquier cosa pasa hay una compañía que te respalda. Fin. 

lunes, 10 de junio de 2013

De voluntaria en Camboya


Cuando viajas durante temporadas largas, a veces es positivo quedarse en un sitio estable durante al menos una semana, o dos, o tres. Aparte de por la estabilidad y economizar, también es muy gratificante hacer un voluntariado, apartando a la comunidad local. Decidí hacer un voluntariado en la zona de Koh Kong al sur de Camboya, cerca de la frontera con Tailandia.

Lo encontré a través de la página workaway.info. Esta página está repleta de oportunidades por todos los países del mundo. Sea dando clases de inglés, trabajando en un hotel, siendo guía turística o ayudando en una granja, es una forma barata de viajar y poder conocer de fondo la cultura de un país, puesto que convives con personas locales y es una experiencia auténtica.

La escuela
Como buena española no me suscribí a la página (por no pagar claro), pero buscando las diferentes opciones, encontré a BCDO a través de google y les escribí un email a ellos directamente.
BCDO - la escuela
Se trata de una escuela de inglés en el poblado rural Andong Teuk. Desde 2008 se ha desarrollado bastante la zona gracias a la construcción de varios puentes, haciendo posible que autobuses circulen desde Phnom Penh hasta Kong Kong (antes tenían que cruzar el río en Ferry). El pueblo no es muy grande, y como muchos otros en Camboya, sus habitantes viven gracias a la agricultura y la pesca. Este proyecto, sobre todo educacional, proporciona clases de inglés a los niños del poblado, pero también se centra en cambiar el comportamiento con respecto a la basura, el medioambiente y en el desarrollo del ecoturismo de la zona.

Detalle del pueblo pesquero a la orilla del río
Dormir en el suelo (puntualizo: sin colchón, directamente sobre los tablobes de madera) no ha sido tan duro como me imaginaba, y las risas de los niños y su “hellooooo” cada vez que los veaíamos hizo que el merecieran la pena, hasta incluso los dos días que estuve sin comer, debido a “problemas estomacales”.

Mi cama - una manta en el suelo


Los primeros días estuve observando las clases, la rutina, y puesto que al llegar nadie te explica nada, hay que ver y preguntar.
Me encantaba ayudar en la cocina, viendo el estilo camboyano de cocinar, que parece saludable, casi todo eran verduras, pero me percaté de que Kanya, la cocinera, administradora y la mujé pa tó, usaba cantidades indecentes de azúcar en cada plato.
Kanya en la cocina
Una comida cualquiera
Ayudante de cocina

Cada día se dividía en clases de mañana, tarde y noche. Con horarios de 8-9; 13-14 y 17-18, además de una clase de debate para adolescentes/adultos a las 18:30. 


Estudiantes
Quise involucrarme al máximo, pero nadie te dice lo que tienes que hacer, y finalmente el viernes hablamos entre el grupo de profesores, que ahora veo como amigos, y yo me encargaría de la clase de niños de la 13:00 y de las 17:00. Además, con Mark, un alemán que está viajando por el mundo con su novia Ines (sin tilde, también voluntaria) daríamos el debate con los adolescentes.

Empecé por recordar todas las canciones, juegos y aprendizajes de mi anterior época como profesora de inglés. ¡No me había dado cuenta de lo mucho que lo echaba de menos!

Chu, pocahontas, y yo
El primer sábado decidimos alquilar una barca entre todos y invitamos los niños de la escuela – los adolescentes – a venir con nosotros. Uno de ellos, Sebolas, sería nuestro guía. Nos adentramos en los manglares, en la jungla, con dirección a una catarata. 

Lo que no sabíamos es que había que trepar por la catarata. Los niños que nos acompañaban parecían monos, sin problemas para saltar entre roca resbaladiza y roca puntiaguda a todo correr. Nosotros, los teachers, éramos un poco más lentos, y cuando vimos un sendero a la vera del río decidimos subir por el.


Me sentí dentro de una película de aventura… pero en ¡chanclas! Era necesario ir rápido, puesto que si no, las chupasangres empezaban a pegarse a tu piel sin piedad, pero había que apartar árboles, trepar ramas y mantener el equilibrio a la vez.

Medusas en el río
Después, y una vez en el barco con el nivel de adrenalina en descenso, fuimos río abajo hasta el mar, donde se bañaban miles y miles de medusas, atraídas por el agua cálida. Llegamos a un punto con menos medusas y ala, ¡chapuzón!

Al agua patos
El domingo fue mucho más tranquilo, lecturas, escrituras, y a planificar una semana intensa de trabajo por delante. El momento del día fue la hora del helado, un carrito que anuncia su llegada con la canción del "Gangnam style." 



Niños esperando el helado mirando como bailaba el Gangnam
Detalle del helado
La semana como profesora auténtica (y no como asistente) se pasó volando, y el cariño que coges con los niños y los profesores que también están de voluntariado es brutal. Me sigue sorprendiendo lo que supone un día cuando estás viajando.
Añadir leyenda
Dar clase a niños camboyanos (pequeñitos pequeñitos) es parecido a hacerlo en España: paciencia, energía, disciplina y cariño. Pero, hay ciertas complejidades que pasas por alto, como intentar explicar “ir de compras” con una foto de un supermercado, cuando nadie allí ha estado nunca en un supermercado. Pecata minuta.

También teníamos un grupo de discusión con adolescentes, incluso adultos, por las tardes. La semana la basamos en debatir sobre las mejoras que se podían hacer al pueblo, hacer de guías turísticos de diferentes países de alrededor que no conocían y soñar sobre su futuro. Charlamos mucho más allá de los horarios de clase y a algunos de los estudiantes los tengo en Facebook, pese a vivir en casas bastante humildes, la mayoría tenían un smartphone con conexión a internet... ¿curioso no? 


Habitualmente por las tardes ibamos a un puesto de batidos y charlábamos sobre la vida, el amor, el trabajo… 
Señora de los shakes y su máquina pica hielo
Fue todo un placer encontrarme con gente inteligente y madura con la que poder charlar. Una pareja alemana a la que deseo todo lo mejor en su viaje de vuelta al mundo con reducidísimo presupuesto. Una chica de pueblo holandesa que se dedicará a hacer voluntariado tras voluntariado escribiendo un libro. Y Lauren, una chica inglesa, de las que se emborrachan hasta no poder más en Puerto Banús (lo conocía bien de sobra) pero simpática y buena gente a más no poder. Pese tener a su novio en su casa esperando, quería viajar antes de asentarse aún más. Sin fecha prevista de vuelta.

Todos reunidos

También pasé bastante tiempo en la hamaca, partícipe de la vida como una camboyana más. Pero no todo es relax, y el miércoles por la noche me hice responsable de la cena de cumpleaños de Ellen, la holandesa. Tortilla de patatas al fuego lento, ensalada de tomates aliñados, gambas al pil pil y arroz con leche de coco sin canela fueron los platos estrella que preparé. 

Básicamente era cuestión de ver que ingredientes podía encontrar en el mercado.

Haciendo leche de coco (aquí no se compra en lata)
Arroz con leche y mango
Tortilla de patatas, gambas al pil-pil y tomates aliñados

jueves, 6 de junio de 2013

Impresionante Angkor


Pequeña ciudad de gran atractivo turístico por ser la ciudad de partida hacia la visita de la octava maravilla del mundo: Angkor Wat y demás templos.

Añadir leyenda
Cuando visitas los templos sientes adentrarte en un mundo diferente, como si pudieras sentir a los esclavos aún trabajando arrastrando las piedras gigantes desde el río y montando una encima de otra hasta construir inmensas maravillas. Imaginas como relataban las historias de los dioses a los niños en cada pasillo de piedras esculpidas.
Mari en Angkor Thom
Se pueden visitar en bicicleta, en minibus, helicóptero... las opciones son infinitas, pero nosotros optamos en contratar un Tuk Tuk para los tres días. 15 dólares diarios entre los 3.

Tuk Tuk mola mogollón; esta preparado hasta para un chaparrón
Hay que vestirse moderadamente (taparse los hombros y rodillas); estamos de visita en un lugar sagrado. Hará mucha caló y mejor ir cómodos y con zapatillas cerradas... ¡Hay que trepar si quieres subir a contemplar las vistas! 

Monos arriba... monos abajo... 
El primer día hicimos el circuito grande, visitando los templos más alejados de la ciudad. El segundo día, y es más intenso, con amanecer, destacando Angkor Wat y Angkor Tom. Tercer día lo dedicamos a los templos más antiguos, e intentamos ver el atardecer, pero nos calló un diluvión que lo hizo imposible.
Detalles. Los Mil Budhas. 
Lo peor son los miles de niños de te persiguen pidiendo dinero, vendiendo postales, pulseras, piña, agua fresquita, mango... Aun tengo el sonido de "one dollaaaaaaa" en la cabeza. Los más originales estos dos que prepararon un anillo de flores. Me siento orgullosa bien de no haber caído en ninguno de ellos. Creo que no les hace ningún favor. Deberían estar en la escuela, no pidiendo a turistas... No se, ¿que opináis? 
Niños pidiendo
 Más allá de los templos

Pero Siem Reap ofrece más que la visita a los templos, y se hace necesario pues ir de templo en templo con 40 grados a la sombra es un trabajo duro. Si lo haces a amanecer disfrutas de las impresionantes vistas y un par de horas de paseo sin tanto calor, pero hay tanto que ver, que se puede eternizar.

Impresionante amanecer sobre Angkor Wat
Siem Reap ofrece alternativas aparte de visitar los templos, como por ejemplo:

Jugar al billar. Los camboyanos de la zona son expertos. Es gratis, y parece que es el sustituto local del futbolín español. Recomiendo el X bar, en una azotea. Está cerca del night market.

X Bar
Nota mental: mejorar mis habilidades con el billar.

Ir al cine. O comparse una película pirata (por 7 dólares te ponen 10 en el Ipad/portátil) y disfrutarla con amigos mochileros.

Piscinear. Por que considero que debería ser un verbo por su cuenta. Para ello, recomiendo buscar un hostal con piscina, el calor es sofocante, y ya hay varias opciones por toda la ciudad que inlcuyen esta opción sin aumentar el coste de las habitaciones. Se agradece. Mucho. Yo me quedé en el Downtown hostel que recomiendo si sois dos y podeis compartir una habitación, puesto que las habitaciones compartidas son sofocantes y dan todas a la calle, con el resultante ruido excesivo y sol mañanero. También es posible pagar la entrada a las piscinas de los múltiples hoteles que hay en la ciudad.

Comprar. Es un deporte olímpico presente en todas las ciudades, pero las camisetas tienen frases ingeniosas, y es bonito llevarse algo de cada ciudad… bueno quizás no de cada. Pero hay miles de “Night market” por toda la ciudad que se pueden recorrer andando y el mercado antiguo también tiene su encanto, sobre todo la zona local, donde serás el único turista comiendo noodles o café khmer. Yo de momento estoy comprando un detallito para mi (los regalos para familiares y amistades llegarán más adelante no os preocupeis) algo de cada ciudad… ¿quereís saber lo que es?

Coleccionar camisetas. Es algo sencillo, y complejo a la vez… El bareto más concido, “Angkor what?”, el de enfrente “The Temple” y alguno más regalan camisetas por cada dos consumiciones de “buckets” que no son otra cosa que nuestras mazetas (pero son macetas de plástico de verdad, con su asa y todo). Si quieres coleccionar camisetas de cada bar, pedirse dos macetas por cuenta propia no es buena idea, pero compartiendo o piediendo las camisetas o dos jugadores de rugby con cara de pena como hice yo te permite hacerte con al menos un par de ellas. Después, como mi mochila tiene su justo espacio, toca regalar otras dos para reemplazarlas. Pero tras dos meses con las mismas cinco camisetas, te entran serias ganas de renovar vestuario. Os lo aseguro.
Angkor What?
Leer un buen libro tumbada sobre los sofás blancos del Blue Pumpkin (tienen aire acondicionado) y el ambiente es estupendo. Si lo puedes acompañar con un helado (1,5 dólares) mejor que mejor.

Ver un espectáculo de danza tradicional Khmer. Buffet con espectáculo por 12 dólares o en The Templo gratuito con la cena. Yo por falta de presupuesto me limité a imaginarmelo. También vale. La imaginación es libre, ¿no?

sábado, 1 de junio de 2013

Sin miedo a los cambios


¡Vuelvo a tener internet! ¡Vuelvo a tener un colchón donde dormir! ¡Una ducha! Qué día tan maravilloso... aunque también con cierta tristeza por las despedidas de lo que han sido dos semanas de voluntariado muy satisfactorias. Os contaré todo en el futuro. Pero ahora permitirme el lujo de darme una buena ducha, una siesta, una buena comilona (llevo sin comer dos días por "problemillas intestinales") y un chapuzón (¡por fin llego a la playa!). 

Os dejo con esta reflexión personal de estas semanas en las que he estado desconectada... ¡Espero que os guste! 

Porque la vida es un movimiento, y cada crisis existencial que vivimos nos permite renacer, cancelar una época e inagurar otra. Y siendo consciente de mi crisis actual, con un cambio de vida radical y cuestionando todos los aspectos de mi vida me doy cuenta de que en realidad todo en la vida es cambio. No es deseable una vida eternamente incierta. No estamos hechos para ella. No es desable una vida en la que sólo exista el caos. Pero no van a dejar de sucedernos cambios que impliquen que debamos adaptarnos, ya que la vida es cambio, movimiento e imprevisión.

Y quizás lo más valioso que tengamos los seres humanos es ser capaces de dar sentido a nuestra vida cada vez que suceda algún cambio, independientemente de lo grande que sea, redifiniendo objetivos, reestructurando expectativas de forma realista ante la nueva situación y apoyándose en el entorno (los mejores amigos, la familia, uno mismo…) para espabilar de nuevo, luchar y ser creativos con la vida. Ser inteligente emocionalmente, según Gimeno-Bayón, implica saber que las cosas que ocurren no siempre las podemos elegir, pero siempre podemos elegir como tomárnoslas.

Desde hoy, o desde hace incluso algún tiempo, me tomo cada día como una nueva oportunidad para mejorar, para crecer, para ser feliz y disfrutar de lo que la vida tiene para ofrecerme, dejar atrás un montón de peso, el reincor, el odio, los celos…

Pero tampoco es necesario darle tantas vueltas a la vida, también es importante recordar que tan sólo vivimos una vez. Que a la tortilla sólo se le da la vuelta una vez y ya queda hecha. Vivir más al día.

La motivación, que viene de la palabra del latín “emovere” es decir agitar, hace que nos movamos, que consigamos los logros que nos marcamos en nuestra vida, y me siento realmente motivada. Motivada a ser feliz. A continuar siéndolo. Día a día. Sin tí.