Dentro de unos años no tendrá nada que ver, ya que el
gobierno Chino ha invertido dinero en el desarrollo de toda esta zona, pero
actualmente es una localidad con mucho encanto. Cuna de surfers donde gente
local y viajeros buscan lo mismo: las mejores olas. Un buen rollo recorre las
calles y cada noche hay concierto en un local donde podrás intercambiar las
experiencias del día y relatar como llevas el aprendizaje del surf.
Desde Sengingi, la mejor idea es alquilar una moto por 40,000
diarios y puedes presentarte en Kuta en cuestión de una hora y media. Yo lo hice con 3 niños (acababan de tener cumplir los 19 años) americanos. Fue duro hacerlo en pareja y con la mochila a cuesta, pero con risas todo se lleva mejor. Yo parecía su madre y pese a ir detrás en una de la motos, era la que siempre preguntaba las direcciones en mi
super Indonesio que había aprendido en 10 días.
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Compis de viaje americanos |
Lo mejor de todo, es que, seguramente, los dos hermanos que veis a mi lado en las fotos, pasarán en su vuelta al mundo por España en Febrero y espero reencontrarmelos por allí. Por que los reencuentros entre viajeros por el mundo son lo mejor. Dan una especie de subidón de felicidad muy peculiar. Por que no son amigos, apenas los has conocido unos días o una semana a lo mucho, pero con el reencuentro ya sientes un afecto elevado y los lazos amistosos se enlazan aun más.
En Kuta (Lombok, que no confundir con Kuta Bali) es
imprescindible contar con medio de transporte para poder llegar a las mejores
playas, que se encuentran a unos 10 o 20 minutos en moto dependiendo donde vayas. Si la alquilas
en Kuta, te sale mínimo por 50,000 rupias diarias.
Mi idea era comenzar con el surf aquí, pero tras la visita
al médico, con la confirmación de infección de oído quise alejarme del agua
unos días. ¡Tenía que recuperarme como sea para poder seguir buceando!
Antibióticos, siestas en las palmeras de la playa y paseos tranquilos fueron el
antídoto para mi catarrazo.
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Relax en la playa |
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Paseo al atardecer |
Por lo mismo no pude hacer la escalada del volcán Rinjani,
con el que me quedo con todas las ganas de subir, pero estas cosas pasan, y
como todo lo que nos viene en la vida, hay que saber aceptarlo y continuar el
camino.
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Rinjani de fondo. ¡Algún día volveré y llegaré a la cima! |
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