lunes, 25 de noviembre de 2013

Kuta (Lombok)


Dentro de unos años no tendrá nada que ver, ya que el gobierno Chino ha invertido dinero en el desarrollo de toda esta zona, pero actualmente es una localidad con mucho encanto. Cuna de surfers donde gente local y viajeros buscan lo mismo: las mejores olas. Un buen rollo recorre las calles y cada noche hay concierto en un local donde podrás intercambiar las experiencias del día y relatar como llevas el aprendizaje del surf.

Desde Sengingi, la mejor idea es alquilar una moto por 40,000 diarios y puedes presentarte en Kuta en cuestión de una hora y media. Yo lo hice con 3 niños (acababan de tener cumplir los 19 años) americanos. Fue duro hacerlo en pareja y con la mochila a cuesta, pero con risas todo se lleva mejor. Yo parecía su madre y pese a ir detrás en una de la motos, era la que siempre preguntaba las direcciones en mi super Indonesio que había aprendido en 10 días.
Compis de viaje americanos
Lo mejor de todo, es que, seguramente, los dos hermanos que veis a mi lado en las fotos, pasarán en su vuelta al mundo por España en Febrero y espero reencontrarmelos por allí. Por que los reencuentros entre viajeros por el mundo son lo mejor. Dan una especie de subidón de felicidad muy peculiar. Por que no son amigos, apenas los has conocido unos días o una semana a lo mucho, pero con el reencuentro ya sientes un afecto elevado y los lazos amistosos se enlazan aun más.

En Kuta (Lombok, que no confundir con Kuta Bali) es imprescindible contar con medio de transporte para poder llegar a las mejores playas, que se encuentran a unos 10 o 20 minutos en moto dependiendo donde vayas. Si la alquilas en Kuta, te sale mínimo por 50,000 rupias diarias.

Mi idea era comenzar con el surf aquí, pero tras la visita al médico, con la confirmación de infección de oído quise alejarme del agua unos días. ¡Tenía que recuperarme como sea para poder seguir buceando! Antibióticos, siestas en las palmeras de la playa y paseos tranquilos fueron el antídoto para mi catarrazo.
Relax en la playa
Paseo al atardecer
Por lo mismo no pude hacer la escalada del volcán Rinjani, con el que me quedo con todas las ganas de subir, pero estas cosas pasan, y como todo lo que nos viene en la vida, hay que saber aceptarlo y continuar el camino.
Rinjani de fondo. ¡Algún día volveré y llegaré a la cima! 

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