Acabo de salir de la ducha y en un hueco antes de la cena me
dispongo a escribir este post motivada por la espectacularidad de lo que estoy
viviendo. Estas son las vistas que me he encontrado al salir de mi bungalow.
Una palabra: breath-taking (en Español son obviamente más: quita la
respiración).
Vistas desde el Bungalow |
Tras llegar a Hanoi y pasar dos noches combatiendo el jetlag y acostumbrándonos al calor, contratamos un tour a Halong Bay. No estaba especialmente emocionada en venir, sabiendo que posiblemente nos timarían con los barcos por las múltiples críticas que he leído en internet. Pero cada dólar de los 99 que pagué por estos tres días merecen la pena. Pese a ser un precio un poco elevado para el presupuesto habitual de mochilero, merece la pena. Hay muchísimos barcos e infinidad de posibilidades de contratar excursiones. Nosotros optamos por dos noches, una en el barco y otra en un bungalow. Incluye comida y excursiones varias, pero lo más importante es saber que no tienen ratas. Cucarachas si. Pero eso un estándar por todo Asia. Estos días respiro tranquilidad, naturaleza, serenidad y amistad. Una
especie de energía que hace que sonría hasta en sueños.
Respirar energía |
Halong Bay es una bahía del norte de Vietnam con unos 380
islotes (no he llegado a contarlos todos) imprescindible en los viajes por
Vietnam. Cuando partimos de Hanoi en mini-bus conocemos a dos alemanes y dos
españolas con las que hacemos muy buenas migas desde primer momento. Un dato
curioso: una de ellas, fan de los viajes por Asia, había leído mi blog en
alguna ocasión.
Backpacking friends en la cueva |
Y mi reflexión del momento, sobre la amistad. Sobre el conocer a gente de viaje que tras dos días
es como si los hubieras conocido de toda la vida, algo parecido al Erasmus. ¿A
algún viajero también le ha pasado?
Los días transcurren entre risas, kayaking, cuevas, arroz,
perlas y cerveza. Además de vistas de impresión y uno de los mejores
atardeceres que he presenciado. Juzga tu mismo.
Granja de perlas |
La noche termina en la terraza superior del barco de madera
donde pasaron las horas e intercambiamos historias y anécdotas mezcladas con
risas y yoga. Todo un espectáculo.
Atardecer desde el barco |
Realmente Halong Bay fue como un sueño... Como tu dices, volvería a pagar de nuevo cada dolar sin pensarlo... Mari, ha sido un placer coincidir contigo, y si ya te leí sin conocerte, ahora voy a seguirte los pasos!!
ResponderEliminarporfin tengo tiempo i encuentro tu blog!!! Si Halong Bay ya es impresionante por si sola con vuestra compañia fué aún mejor!! sigue apasionandonos con tus relatos viajeros porque ahora te seguimos de cerca!! muchos besos i sigue disfrutando!!!!
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