¡Vuelvo a tener internet! ¡Vuelvo a tener un colchón donde dormir! ¡Una ducha! Qué día tan maravilloso... aunque también con cierta tristeza por las despedidas de lo que han sido dos semanas de voluntariado muy satisfactorias. Os contaré todo en el futuro. Pero ahora permitirme el lujo de darme una buena ducha, una siesta, una buena comilona (llevo sin comer dos días por "problemillas intestinales") y un chapuzón (¡por fin llego a la playa!).
Os dejo con esta reflexión personal de estas semanas en las que he estado desconectada... ¡Espero que os guste!
Porque la vida es un movimiento, y cada crisis existencial
que vivimos nos permite renacer, cancelar una época e inagurar otra. Y siendo
consciente de mi crisis actual, con un cambio de vida radical y cuestionando
todos los aspectos de mi vida me doy cuenta de que en realidad todo en la vida es
cambio. No es deseable una vida eternamente incierta. No estamos hechos para
ella. No es desable una vida en la que sólo exista el caos. Pero no van a dejar
de sucedernos cambios que impliquen que debamos adaptarnos, ya que la vida es cambio,
movimiento e imprevisión.
Y quizás lo más valioso que tengamos los seres humanos es
ser capaces de dar sentido a nuestra vida cada vez que suceda algún cambio,
independientemente de lo grande que sea, redifiniendo objetivos,
reestructurando expectativas de forma realista ante la nueva situación y
apoyándose en el entorno (los mejores amigos, la familia, uno mismo…) para
espabilar de nuevo, luchar y ser creativos con la vida. Ser inteligente
emocionalmente, según Gimeno-Bayón, implica saber que las cosas que ocurren no
siempre las podemos elegir, pero siempre podemos elegir como tomárnoslas.
Desde hoy, o desde hace incluso algún tiempo, me tomo
cada día como una nueva oportunidad para mejorar, para crecer, para ser feliz y
disfrutar de lo que la vida tiene para ofrecerme, dejar atrás un montón de
peso, el reincor, el odio, los celos…
Pero tampoco es necesario darle tantas vueltas a la vida,
también es importante recordar que tan sólo vivimos una vez. Que a la tortilla
sólo se le da la vuelta una vez y ya queda hecha. Vivir más al día.
La motivación, que viene de la palabra del latín “emovere”
es decir agitar, hace que nos movamos, que consigamos los logros que nos
marcamos en nuestra vida, y me siento realmente motivada. Motivada a ser feliz.
A continuar siéndolo. Día a día. Sin tí.
Me gustan tus reflexiones,Maribel,
ResponderEliminar¡Gracias madre! Me gustan tus comentarios :)
ResponderEliminarmadre mía Maripi!!! este viaje es de los que se cuentan a los nietos!
ResponderEliminarun gustazo leerte
echándote de menos aquí sin ti!
Me encanta el ultimo parrafo!! Gran Viaje! Un besazo
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