Si pongo en google “elegir destino vuelta
al mundo” los primeros resultados… o casi todos, son para parejas que se van de
luna de miel, y bueno, otra persona que busca pareja para la vuelta al mundo.
¿Esto es una señal San Google?
Espero que no, por que precisamente, el
que yo haya decidido emprender este camino, puntualizado, en estos momentos, se
debe principalmente a una ruptura. Seamos sinceros, yo he tenido ganas siempre
de coger la mochila (uff… ahora tengo que buscar mochila también, lo añado a
temas pendientes) e “irme al mundo”, pero siempre he querido hacerlo con mi
pareja, y sabía que algún día lo haríamos juntos. ¿Qué pasa? Pues que cuando
terminas una relación, todos los planes te cambian, y si, a veces lo mejor es
seguir el camino que te dice el corazón, salir, que no escapar, y ver otras
cosas que te hagan sentir bien contigo mismo y a gusto con las decisiones que
estás tomando. Hay gente que se va al SPA, come chocolate o se va de compras. A
mi nada de eso me ha funcionado (lo he intentado), pero la decisión de dejar el
trabajo, aunque sea difícil de tomar (y más estando las cosas como están) y
hacer este viaje, me trae una paz interior e una ilusión que quizás estaban
desaparecidas de mi vida desde hace un tiempo, mejor ni pensar cuanto.
He empezado a leer otros blogs de viajer@s
y hay un post común fundamental casi a todos: el relato de la toma de su
decisión de realizar su viaje extendido en el tiempo con mochila a cuestas cual
caracol. Quizás es la parte más difícil, tener claro lo que quieres, y apostar
por tu sueño, obviando críticas y opiniones tipo: “estás loco”, “¿pero y dejas
el trabajo?”, “¿y tú sola, sola?”.
En mi caso, al comunicarlo a las personas
de mi entorno, y a las que me importan, he tenido la suerte de no encontrarme
con ninguna crítica, al contrario, tan sólo he recibido apoyo y ánimo. Y por
eso para terminar el post de hoy, quiero dedicar un gran GRACIAS a todas las
personas que en estos momentos complicados pero esperanzadores me están
apoyando. Vosotros sabéis quienes sois.
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