miércoles, 22 de mayo de 2013

El valor de hacerse la tonta

No soy tonta.  Ni me gusta parecerlo. Quizás loca. Pero tonta... no. 

Pero hay determinados momentos en los que viajando, hacerse la tonta puede ser la mejor estrategia. 

Me explico. 

No hay muchos extranjeros que conduzcan una moto por Phnom Penh. Y somos fácilmente distinguibles, a no ser que lleves guantes de color carne y medias con chanclas, que es la moda aquí. (Todo sea por mantener el codiciado color blanco). No es mi caso, así que a la mañana de devolver la moto de alquiler da la casualidad de que me para la Policía. Me habían avisado donde alquilé la moto. "Dales 1 dólar o 2" me dijeron. Y cuando me pararon pensé en la estrategia de "hacerse la tonta". En realidad no tenía nada que perder. 

Me pararon y el Policía más joven de todos en inglés de dice "Madam, lights on, you must pay money".  ¿Osea que por que llevo las luces encendidas me estás diciendo que te tengo que pagar? Lo más fácil hubiera sido sacar un dólar o dos, darlos y salir zumbando. ¿Pero y qué hay de divertido en ello?


Mucho mejor fingir que no hablas inglés, decir que eres de España, sonreír y decir que "sorry sorry" apagando las luces y en resumen, hacerse la tonta. 

Pues dio resultado. 

Unos 3-4 minutos que se hicieron eternos y me hicieron señas en plan, "niña, tira para adelante". Por que claro, que pesada esta chica que no se entera de nada, nos va a costar más el collar que el perro. 

Supongo que es cuestión de cada situación, pero no tenía nada que perder y lo hacía sabiendo que si no funcionaba serían como mucho 2 dólares. Pero viendo el resultado me siento veo su uso en muchas otras situaciones... ¿Y tu? ¿Usas esta estrategia? ¿Tienes alguna anécdota? 

martes, 21 de mayo de 2013

Con el corazón encogido y los pelos de punta

Si, me he saltado los relatos de varios días atrás en Siem Reap, pero después de esta mañana tenía la necesidad de ponerme a escribir. Y hay que aprovechar cuando viene la inspiración. 

Me encuentro en Nom Pen, o Phnom Penh, capital de Camboya, y gracias a Facebook y a tener amigos que valen su peso en oro pese al paso de los años, I'm crashing en una casa. Nada de dorms. (Oh no! El llanito vuelve a resurgir en mi interior). Es todo un lujo poder reencontrarte con un cuarto todo para mi y un baño con bañera. Pero lo mejor sin duda, ha sido poder conocer a la comunidad de ex-pats, la mayoría abogados, en su ambiente y ver cómo viven personas que trabajan fuera de las fronteras naturales de su país de nacimiento. Y como no, reencontrarse con un amigo de la infancia tan lejos de casa también tiene su encanto, para que nos vamos a engañar. 
Monumento de la Independencia
De Nom Pen se dice que no hay gran atractivo turístico. Pero a mi me está encantando pasar unos días aquí pese a su calor infernal y su historia trágica, que como si se tratase de fantasmas, está presente en sus calles, que como bien digo en el título de este post, encogen el corazón. 

No conocía la historia reciente de Camboya ni la antigua tampoco para que nos vamos a engañar pero tras la visita al museo Tuol Sleng, ver la película Killing Fields y pasear por el mayor campo de genocidio del país, necesito compartir esta historia con vosotros. 

El 17 de Abril de 1975 entraron en Phnom Phen a modo de invasión una agrupación de soldados que se hacían llamar los Jemeres Rojos o Khmer Rouge. En cuestión de 24 horas cerraron hospitales, colegios y zonas de culto. En 3 días la mayoría de las ciudades del país estaban vacías. La mayoría de la población, ya aterrorizada, en depresión y hambre en consecuencia de la guerra de Vietnam y demás antecedentes históricos, fue forzada a emigrar a granjas colectivas, o mejor dicho, campos de trabajos forzados. Para ellos, los habitantes de las ciudades eran egoístas y los culpables del hambre. 

Uniforme de los Jemeres Rojos
El objetivo era crear una sociedad comunal. El líder principal de este movimiento fue Pol Pot, que curiosamente estudio en Francia. A su vuelta, se hizo profesor y organizó un grupo de profesores que lucharon en nombre de este movimiento ultracomunista. Él nunca aparecía en público, pero fue el principal cabecilla junto a Dutch. 

A ese mismo año de la invasión se le llamo año cero. Los camboyanos tenían que deshacerse de sus creencias, de sus familias y de sus valores. Ahora todo se basaba en un comité liderado por unos pocos anónimos; Angkar. La religión, el comercio y la educación fueron prohibidas. Todo se basaba en el poder central. 

En 8 años y 4 meses murieron más de 3 millones de personas de una población de 8 millones. Brutal. 

La mayoría de estas personas eran personas con estudios... médicos, abogados. Quien hablara otro idioma. Quien llevara gafas. Quien tuviera las manos suaves. A estos se les llamaban traidores. Tenían que escribir confesiones falsas diciendo que habían robado arroz, que habían desobedecido o que en la adolescencia fueron espías de la CIA. El museo recoge miles de ellas.

Fachada de Tuol Sleng
Muchos de ellos fueron maltratados en la prisión Tuol Sleng (anteriormente fue una escuela; ahora museo). 
Pasillos de Tuol Sleng

Pero para finalmente matar a las personas las llevaban lejos del centro de la ciudad a campos de genocidio. Hay 80 de ellos por todo el país. Algunos perdidos. Algunos rodeados de minas. Pero el mayor y el más conocido, el llamado Killing Field. A unos 10 kilómetros de la ciudad se trataba de un cementerio Chino dentro de la jungla. Allí, empezaron llegando camiones 2-3 veces a la semana con unas 50 personas que venían engañados desde la prisión, esperanzados en la búsqueda de nuevo hogar, posiblemente con el reencuentro de su familia. Pero eran cruelmente asesinadas. 

Se encontraron múltiples niños muertos alrededor de este árbol.
Seguramente cogidos de los pies y la cabeza estampada en el tronco. 
Ni si quiera a balazos. 

No. Era demasiado caro. Les arrodillaban frente pozos profundos comunes a modo de tumbas. Y con machetes, cuchillos o cualquier objeto al uso, empezaban la matanza. Un material químico llamado DDT disimulaba el olor de la putrefacción de los cuerpos de las fosas comunes y además aseguraba la muerte de alguna persona que aún siguiese viva a la hora de estar en la fosa común.


Fosa común de 450 personas
En este campo, sonaban canciones revolucionarias durante el día que servían para silenciar los gritos de las personas a las que ejecutaban por la noche. 

En 1978 empezaron a llegar camiones todos los días. Se llegaron a asesinar hasta 300 personas al día en este campo. Hasta un total de 20.000.129 fosas comunes. 2,4 hectáreas de almas en putrefacción. 

Biografías de algunas de las víctimas
En 1979 se descubrió la verdad con la invasión vietnamita sobre el territorio camboyano. Los jemeres rojos huyeron a la frontera de Tailandia. Estuvieron viviendo cerca de 10 años de una forma aislada, pero siguió siendo el gobierno oficial reconocido internacionalmente puesto que Vietnam había ayudado a establecer al nuevo gobierno. El nuevo gobierno por tanto no fue reconocido hasta pasada la guerra fría.

Se parece al árbol en que se arrodilló budha. Desde aquí se emitían las canciones revolucionarias. Por el día decían mejorar el rendimiento de los trabajadores y por la noche junto al ruido del generador diesel disimulaban los gritos de las personas asesinadas a sangre fría.

Estupa
Esta es la estupa conmemorativa que construyó el gobierno camboyano en 1988. Tiene símbolos budistas e hindúes entre los que destacan los pájaros garudas como protector divino y serpientes mágicas nagas que son una raza legendaria junto a 7 cabezas que son los enemigos, pero que simbolizan la paz cuando aparecen juntos 

Interior
En su interior, está formada por 17 niveles de huesos que recuerdan a la fecha de la invasión en la capital. Los 10 primeros niveles contienen hasta 10,000 cerebros, cada uno etiquetado. 



Las cortes internacionales (ECCC)

Camboya pidió asistencia a la ONU para juzgar los asesinatos en 1997. Desde 1999 en colaboración han creado una corte específica para este asunto operativa desde junio 2007. Se puede visitar, y yo armada de valor alquilé una moto (casi nadie lo hace por aquí) y fui hasta allí para asistir a parte de un juicio una mañana. Todo aquel que quiera, con tal de no llevar teléfono encima y ropa apropiada (hombros y rodillas cubiertas) puede entrar a observar los juicios. 


Parking de las cortes
Pol Pot, el cabecilla, murió en 1998, pero siguen viviendo 4 líderes de la cúpula: Van Nath, Bou Meng, Chum Mey y Norg Chan Phal, de 63, 78, 79 y 39 años respectivamente. Algunos ya están condenados, pero aun quedan varias personas implicadas que siguen en juicio. Pese a no haber estudiado derecho y conocer de lejos ese mundo, fue algo único poder asistir a estas cortes internacionales, donde unos 40 abogados de diferentes nacionalidades interrogan a un sospechoso, mientas es observado por unos 10 jueces. Hay mucho espacio para el público y las sesiones son simultáneamente traducidas al inglés, khmer y francés. 

Pero no todo es pena 

Esta ciudad no ofrece sólo historias que quitan el sueño. Es mucho más. Es un corazón latiendo a mil por hora en desarrollo y un pulmón que sopla viento fresco en Camboya. Una mezcla en cultura ancestral y desarrollo de occidente. Locales chics, mercados en cada esquina, discotecas abiertas hasta el amanecer y barbacoas de carbón en la calle. No se puede pasear fácilmente (tendrás que responder que no a miles de Tuk Tuk y motos) pero sus gentes te harán sonreír y sus mercados dejarán sin palabras.  
Caracoles por toda la ciudad

Central market
Boda improvisada en la calle
Zumo de fruta de pasión en el Russian Market

Y como a nadie le amarga un dulce, hay bakeries en cada esquina para poder picar entre horas. 


Bakery

sábado, 18 de mayo de 2013

Just chilling

Después de mi tour en moto tenía ganas de unos días un poco más relajados para "just chill" todo el día y mi siguiente destino resultaba perfecto para ello. 

Desde Pakse salimos en un mini van hacia las 4000 islas, o Si Phan Don, sobre las 08:00. El viaje fue movido, pero será la costumbre o lo enganchada que estaba con un libro, pero el viaje se me hizo cortísimo y en un periquete llegamos a Nakasang para coger un barco pesquero que nos llevaría a las islas.


En realidad no son 4000 islas "reales", puesto que un árbol que flota por encima del Mekong en realidad no puede ser una isla (¿o si?). Son habitables 3 de ellas, Don Khong, la más grande con pocos turísticas, Don Det, la más turística donde se ven atardeceres espectaculares, y Don Khon, tan sólo separada de Don Det por un puente construido por los franceses, muy desértica pero en boom turístico. 

Yo no tenía muy claro mi destino, pero el Americano petardo (léase este post) iba hacia Don Det, así que yo tan dispuesta elegí mi destino para poder separarme de él: Don Khon. El barco te deja justo en la orilla y con mochila en la espalda tocaba buscar alojamiento. Hay miles de bungalows en la primera fila con vistas hacia Don Det y preguntando por varios finalmente opté por uno por 30,000 Kips (3€) la noche con su cama de matrimonio y baño privado. Lo mejor: hamacas con vistas en el porche del bungalow. 
Vistas desde mi bungalow
Hamacas de mi bungalow
Tras dormir mi correspondiente siesta y leer un poco en mi hamaca (estaba lloviendo a cántaros) decido salir a dar una vuelta a investigar la isla (por fin descampó). No había ni un alma, me sentía como la única turista de la isla. Me dediqué a observar otras familias en sus casas elevadas, a pescadores colocando sus redes, a mujeres vendiendo verduras y niños jugando con el barro. 

Finalmente encuentro a dos chicos pidiendo algo de comer en un restaurante y simplemente pregunto que si me puedo unir a ellos. Con eso vale para hacernos amigos y viajar los próximos días juntos. Así de fácil, pero a la vez difícil, puesto que me sigue costando ser la primera en dar ese paso, aun que día a día lo voy mejorando y venciendo esa timidez. 

Al día siguiente madrugamos mucho por que a primera hora de la mañana es más fácil ver los delfines Irrawadi. Es un delfín con cara de tiburón en especie de extinción que sólo se encuentra en esa zona. Con nuestras bicis como mejor transporte para descubrir las islas por 1€/día, que fuimos hasta el extremo de Don Khon. Cogimos un barco, y su "conductor", un niño de 15 años, nos acerca hasta unas rocas donde tras 15 minutos de espera empezamos a ver estos delfines. No saltan igual que los del mar, y los vimos desde bastante lejos, pero creo que sin duda es una experiencia única. Se pueden ver más de cerca pagando más, o haciendo una excursión en kayak por esa zona. 
Relax en busca de los delfines
Mi bicicleta se pinchó por el camino, y cuándo pregunto a nuestro conductor dónde la podía arreglar, me responde que con él mismo. Nos llevó hasta su casa y allí mismo se puso a arreglar el pinchazo. La broma me salió por 15.000 kips (1,5€) negociando, más que el alquiler de la bici, pero el rato que estuve allí viendo la familia, unos se duchaban, la madre con una niña descansaba en la hamaca, el abuelo sentado en cuclillas observando y comentando mientras fumaba un cigarillo tras otro... 
Bicicleta en apuros
En la isla también se pueden visitar dos cataratas, una de ellas con entrada y playa privada donde poder bañarse.
Cartel molón
Cataratas de Si Phan Don
Por la tarde tocó visitar Don Det con mi bicicleta arreglada, en búsqueda de algo de animación, tanto relax tampoco es bueno. La cuestión siempre está en el equilibrio. Tras cruzar el puente hay unos 5 kilómetros de camino de tierra con varias casas, muchas vacas y campos de arroz antes de llegar a la zona más poblada. 


Lástima que no encontré el Veggie Patch, restaurante que había leído que era buenísimo. Por la zona de bares muy curioso el tema "happy" que se puede añadir a todas las comidas.


Tras unos días de relax había recargado pilas para continuar con mi viaje explorando un nuevo país: Camboya. 

Desde Laos a Camboya

Si sales desde Laos a Camboya por las 4000 islas lo más fácil es contratar el autobús completo hasta tu destino final, puesto que en la frontera no parece haber mucho movimiento de autobuses y te ayudan a gestionar el visado. El autobús hasta Siem Reap me salió por 35 dólares y el visado por otros 30. 

Hay que entregar una fotografía y rellenar dos papeles. Mientras gestionan los pasaportes te dejan en unos restaurantes de la frontera, donde consigues establecer de nuevo conversación con otros muchos mochileros que viajan a sus siguientes destinos. 
Pasaportes en la frontera
Frontera Laos - Camboya (4000 islas)
Lo más curioso sin duda de esta frontera es la doctora con una especie de pistola que te chequea en cuestión de mili-segundos tu temperatura antes de entrar en Camboya.

Si tienes fiebre, no pasas. 

martes, 14 de mayo de 2013

Pakse y el Bolaven Plateau

Desde Tat Ket a Pakse en el mapa parece que no hay mucho. 3 – 4 horas a lo sumo. No caigáis en la trampa. Tardamos en llegar unas 8 horas. Frenazos, adelantamientos, pitidos… Fue todo un trayecto muy interesante.
Tras llegar nos disponemos a encontrar alojamiento, 2 chicas que viajaban juntas y otros dos chicos y yo, con la mala pata que me toca pagarme una habitación para mi sola puesto que no hay ningún hostal disponible con habitaciones compartidas ni triples. Pero no sabéis como me lo agradeció mi cuerpo… No dormí más de 6 horas, pero si del tirón, y eso es algo que llevaba sin hacer desde… ¡casa! Pakse es una ciudad tranquila, con bares donde poder disfrutar del atardecer con con vistas al Mekong, buen café y sirve como centro para alquilar una moto y descubrir el Bolaven Plateau.

Carretera con curvas
Yo de buena mañana me levanté dispuesta a alquilar una moto (si, ¡para mi!) y recorrer un poco la zona durante el día, pero justo al salir del hostal me encuentro con un americano que había conocido el día anterior que lleva viajando 2 años y que va a hacer un “loop” por la zona. Pienso que la verdad sería mucho más responsable unirme a sus planes, ya que en el caso de pasarme algo estaría ahí para ayudarme, y de nuevo, ¿por qué no hacerlo?

Mari la mochilera motera
El loop (que no es otra cosa que círculo) supone hacerse un recorrido en moto saliendo y regresando a Pakse por el Bolaven que puede hacer corto (una noche) o largo (dos noches). Aquí un mata resumen de mochileandoporelmundo


Mapa práctico para el recorrido
El americano quiere hacer el largo, puesto que nos comentan, que la parte más bonita y menos transitada se visita así. El primer día la carretera, casi toda asfaltada, estuvo bien y pude ir cogiendo confianza con la moto. Una honda de 100 cc que costaba al día 50,000 Kips (5€). El paisaje espectacular y en cada poblado o catarata nos parábamos para observar y respirar el ambiente local.

Naturaleza de impresión
Niños jugando con restos de la guerra 
Pero el americano este no me terminaba de convencer y intentaba no hablar mucho con él, pero mira que no paraba. En su mente era el rey del mundo. El ser más importante de la tierra que lo sabía todo. Pero bueno, eran sólo 3 días y en mi modo paciente y relajado hice lo posible por escuchar y sonreír.

La primera noche la pasamos en Tad Lo, cerca de unas cataratas en un poblado encantador. 
Yo encima de Tad Lo
Café de la zona
Dormimos en casa de MamaPap’s y cenamos en Palamie en comuna aquello que entre todos cocinamos por 25,000 Kips. Una maravilla. Yo cociné un bizcocho improvisado con los ingredientes que iba encontrando y el resto aportaron pelando y troceando verduras.
Cena en comuna
Detalle de las ensaladas
El segundo día fue largíiiiisimo. Tanto que aún me duelen los brazos al recordarlo. Tocaba recorrer la parte difícil que está en obras y es imposible de hacer en época de lluvias. Había llovido días atrás y esperábamos que estuviese bien, pero hubo momentos que me dije “dejo la moto aquí”. Pero no, saqué coraje y conduje firme y con cuidado sobre barro y más barro y pierda hasta que se hizo de noche. Eso si, viendo que anochecía y no llegábamos al siguiente punto en el mapa con hostal o guesthouse en un poblado paré y con señas pregunté si había alguín sitio donde pudieramos dormir.

Tad Yuang (tad es catarata)
Me indican la primera casa del pueblo y sin mediar palabra alguna nos enseñan una habitación, nos ponen un colchón en el suelo con una manta y ala.

Tienen dos niños con los que me pongo a jugar y hacer el tonto, pero a los dos segundos a eso de las 19:00 anochece del todo y empiezan a sacar velas, y yo con mi linterna del móvil (la mía se ha roto).
Niña guapa que estuvo pendiente de nosotros
Nos dan arroz con un huevo duro para cenar, y con el hambre que tengo lo engullo todo. De nuevo, no tengo ni idea de donde está el baño y valiente de mi salgo a buscarlo. Pienso que sería la caseta del al lado, si tipo el baño fuera de casa como tenía mi abuela, pero no, esa caseta era de los cerdos, y vaya susto que me pegué al descubrirlo.

A las 05:00 del día siguiente ya estoy en pie, levantando al americano que cada vez me caía peor y le convenzco para dejar algo de dinero a la familia en agradecimiento. La noche la pasé fatal, hacía muchísimo frío y el amerciano era enorme. Se que estas dos cosas no tienen coherencia entre si. Pero me explico. Yo había puesto la manta de forma más ancha aun que quedara un poco corta, por que me gusta acurrucarme y tener mi espacio (el colchón era bastante grande) pero él lo quiso poner de forma correcta (me estuvo convenciendo de por qué durante 5 minutos), por que si no no le llegaba a los pies, y pues como era muy estrecha me tenía acorralada a la pared, y cada movimiento tenía que hacía, tener que luchar por recuperar un trozo de la manta.

Desde ese momento ya le puse la cruz. Él creo que se dio cuenta e intentamos pasar el día sin mucha conversación. ¿Por qué hay personas con las que no cuajamos? ¿No nos puede caer todo el mundo bien verdad?

¡No pasa nada! El paraje espectacular en el que estamos y la experiencia de dormir en una casa ajena en el medio de la nada lo supera todo. Nos ponemos en marcha y por suerte ya hemos pasado toda la zona más complicada, y aun que aún no era carretera asfaltada, el día se pasó volando visitando cataratas, charlando con otros mochileros moteros, probando el café y las frutas de la zona.

Laosiano feliz
Mi nuevo descubrimiento: Jack Fruit (ni idea de su nombre en Español)
Lo mejor fue llegar a un poblado donde nos paran para invitarnos a un te. Estuvimos cerca de 15 minutos sin poder mediar una palabra con ellos, pero nos hicieron fotos, nos pusieron música y bailamos; los niños sin querer acercarse a nosotros ¡qué somos bichos raros!  
Niños flipando con nosotros
Mujer bailona que nos paró y quiso sacarse miles de fotos con nosotros

lunes, 13 de mayo de 2013

Cuando el camino de ida es más corto que el de vuelta

Me dispongo a escribir este post sobre la ruta desde Khon Lor, pero he de hacer una pequeña mención a donde lo estoy escribiendo. Una imagen vale más de mil palabras.

Aquí relajada os relato mis últimos días de viaje
Salir de Khon Lor no fue tarea fácil. Es curioso como a veces en los viajes se te hace mucho más corto llegar que regresar, pero en este caso, el viaje de ida, muchas horas pero en un autobús, no tenía nada que ver con el de vuelta. No quería volver al norte hacía Vientiene puesto que las cuevas están situadas hacía al sur, quería ir hacía Pakse, para después continuar hacia las 4000 islas, al límite con Camboya. Pues bien, tras regresar de visitar las cuevas, no estaba claro cuando habría un autobús que saliera del pueblo, no hay horarios. Hay que esperar que pase. Por ello, cogimos las mochilas y nos pedimos algo de comer en un bar. Después de cenar y desayunar arroz blanco, había ganas de algo innovador por ello me pedí unos noodles (lease con sarcasmo). Y allí en el restaurante con vistas a la carretera a ver un autobús o tuk tuk o transporte similar que nos acercase al menos hasta el siguiente pueblo un poco más grande.

Pasó a la hora o así un songthau (tuk tuk grande) que nos lleva hasta el siguiente pueblo por 20.000 kips. Allí, corriendo saltamos en otro autobús, sin saber exactamente donde iba hasta montarnos en el. En este nos piden 25,000 kips. No había sitio para todos, y algunos se acabaron sentando en el suelo. Pero aún cabían más, a medio camino paramos y se montó una mujer con una bolsa algo grande con contenido curioso.

Estaba completo, pero aún cabíamos más

Cesta de insectos coleando
Este bus nos deja en otro pueblo donde pasa una carretera prinicipal. Allí negociamos con otro songhtau (nos juntamos unos 7) y por 20,000 kips nos lleva hasta Tha Kek. En este gente local se iba montando y bajando según les convenía, siendo común a todos ellos la palabra “falang” una vez se montaban y nos miraban. Le convencemos al conductor para que nos deje en un hostel que nos cuesta 30,000 kips la noche y alli cenamos puesto que no tenemos ganas ni de movernos.

Allí me encuentro con un chico que ya venía viendo en varios sitios (nota: es super gracioso como te vas encontrando a gente que sigue la misma ruta que tu mochileando). Me ofrece a ir a varias cuevas al día siguiente por la zona con su moto y pues ¿por qué no?

Y para mi sopresa ese día fue el día en el que aprendí a conducir una moto de marchas. Una moto semi-automática, pero tenía marchas, así que lo doy por válido. Sam, belga, que regresaba a Bangkok tras 3 meses de viaje, me enseñó y ¡qué bien me va a venir! Es muy conveniente alquilar motos para poder ver más y no tener que contratar ningún tour, sobre todo en las islas.
Mari, la súper motera molona
El día fue de cueva en cueva, ninguna como la de Khon Lor, pero las había de todos los tipos. Con Budhas dentro, con fluorescentes luminosos, con paseo en barca y baño incluído, con chapuzón de agua santa de los vecinos…
Entrada a unas cuevas
Cuevas con fluorescentes que cambiaban de color

Niño barquero que nos acerca a unas cuevas con su padre